Si hay que ir se va, pero ir ‘pa ná’ es tontería.

Cuando ‘ir pa na’ significa escuchar a tu cuerpo

La famosa frase «si hay que ir se va, pero ir pa na es tontería» puede sonar a muchos como un refrán gracioso, pero para quienes luchamos contra la migraña, estas palabras resuenan con una verdad aún más profunda.
El viaje de cada uno de nosotros, es un cúmulo de decisiones, a menudo sobre cuándo actuar y cuándo no. ¿vamos a urgencias o nos quedamos en casa? ¿asistimos a ese evento importante sabiendo que podría desencadenar un ataque? ¿seguimos o paramos?

Escuchar a nuestro cuerpo: ¿ir o no ir?

Cada persona que sufre de migraña conoce el dilema. A veces, enfrentarse a la enfermedad significa tomar la decisión valiente de no hacer nada, de parar antes que el dolor sea insoportable. Es el reconocimiento de que, en nuestra batalla contra la migraña, no todas las acciones son pasos adelante. Hay días en que la mejor decisión es PARAR, es aislarse, es permanecer en un cuarto oscuro, esperando a que pase la tormenta.

La visita al hospital: ¿necesaria o evitable?

La urgencia con la que a veces buscamos alivio nos puede llevar a urgencias, un lugar que para muchos de nosotros es un escenario de último recurso. Pero, ¿cuántas veces hemos ido solo para volver con la sensación de que no se logró nada? Aprender a discernir cuándo una visita al hospital es realmente necesaria es una habilidad crucial en la gestión de la migraña. Sabemos que no es nuestro lugar, pero también sabemos que no siempre tenemos otro recurso. Ojalá siempre lo tuviéramos. Y cada vez hay más soluciones, pero no están disponibles en todos los sitios.

La vida social y la migraña: el arte de decir ‘no’

Luego está el aspecto social. La migraña nos obliga a evaluar constantemente nuestras capacidades y nuestros límites. Decir «no» a una invitación no es solo una cuestión de preferencia, sino a menudo una necesidad. Aceptar nuestras limitaciones y comunicarlas a los demás es fundamental para manejar nuestra salud y bienestar.

Conclusión: la sabiduría en ‘ir o no ir’

La frase «si hay que ir se va, pero ir pa na es tontería» es un recordatorio de que, en el manejo de la migraña, nuestras acciones deben ser intencionales. Escuchar a nuestro cuerpo, entender nuestras limitaciones, y tomar decisiones conscientes es parte de este viaje. A veces, la acción más poderosa puede ser la inacción, el reconocimiento de que no ir también es una forma de cuidado y gestión de nuestra salud.

¿Estás de acuerdo?

¿Cómo decides cuándo actuar y cuándo no en tu lucha contra la migraña?
¿Qué estrategias te han ayudado a manejar mejor tus síntomas y a comunicarte con quienes te rodean?

Te escucho.

Patricia 💋
#MamaTieneMigraña

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Entrevista en «Gente no tan Corriente»

El pasado viernes me entrevistó Ilda Martel en «Gente no tan corriente».

Escucha aquí la entrevista:

O haz click aquí: Gente no tan corriente – Ràdio Vallromanes

En la entrevista se refleja «cómo quiero vivir mi vida, lo que quiero hacer con mi vida y cómo llevarlo a mi manera. No quiero que nadie me juzgue ni por la enfermedad que tengo ni por cómo la llevo.»

Gente no tan corriente – Ràdio Vallromanes

Las caras de la migraña – Ana

La historia de Ana. Ana Pérez, 18 años, vive en Alicante.

Mi historia con la migraña empieza a los 11 años.
Cada día, al volver del colegio, me quejaba de dolor de cabeza.
Todos los días la misma historia. Todos los días, el dolor.
Mis padres, pensando que eran simples quejas infantiles, «cosas de niños», decían, no les dieron importancia. Finalmente un día me llevaron al oculista.
Aunque las gafas fueron necesarias, no solucionaron mi problema, pero como ellos seguían pensando que era por la vista, y seguían sin hacerme caso, opté por callar, callar mi dolor y sufrimiento.

El silencio duró dos años.
El dolor se fue intensificando. Cada vez más fuertes y más frecuentes. Y por fin, un bendito día mis padres decidieron llevarme al médico y éste me dijo que el dolor sí que podía ser de mi migraña y me dieron una medicación para seguir con mi vida normal.

Hace aproximadamente un año, los dolores volvieron a aparecer. Ahora sí que sí, nada de sólo dolor de cabeza, sino que ya venían acompañados de náuseas, vómitos, fotofobia, cansancio…
Y llegó mi peor temporada, ¡entrar en segundo de bachillerato! Con el estrés, los exámenes, el deporte… Hasta que un día, el cuerpo ya no pudo más.
Mi situación se agravó. Llegaba cada día a casa de las clases y me pasaba la tarde tumbada en la cama con tapones y las persianas bajadas. Cada vez soportaba menos horas de clase, hasta el punto de tener que abandonar las clases. Me pasé 3 meses en cama, sin poder apenas hacer nada, sumida en un dolor constante.

Solo tenía dolor, dolor y más dolor.

Volví al médico. Me diagnosticó migraña crónica.

Tuve que tomarme el tiempo necesario para volver a estar al 100%.
Tuve que ir aprendiendo a vivir con ello. Día a día voy aprendiendo a manejarlas y a difundirlas, para que esto tenga una cura.

Esta es la historia de Ana. Compartir nuestras vivencias es vital.
No estás solo en esta lucha.
Juntos, podemos encontrar fuerza y comprensión.
Recordemos que con nuestra historia, podemos ayudar a los demás. No estamos solos.
Esta historia es un recordatorio de que no debemos banalizar ni normalizar el dolor. No se trata de buscar culpables, sino de encontrar soluciones a tiempo.

 Patricia 💋
#MamaTieneMigraña

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Prometí vivir, reír y recordar

Hay días en los que veo la luz; incluso ahora puedo decir, en voz baja para que ella no me oiga, que a veces esos días son varios seguidos.
Días en los que redescubro la felicidad.
Aún recuerdo aquel primer día en que sentí de nuevo esa libertad, esa claridad al pensar, esa sensación tan olvidada y que creía perdida para siempre.
No aspiro a convertirme en alguien distinto, sino en alguien que acumula experiencias y aprende de ellas.
Ojalá no hubiera tenido que pasar por esas experiencias, pero me niego a olvidar lo vivido: los momentos malos y pésimos que, por desgracia, de vez en cuando regresan y duelen aún más, sobre todo en el corazón.
Es por eso que, si algún día olvido todo esto, si olvido de dónde venimos, lo mal que lo hemos pasado, la cantidad de lágrimas derramadas (mías y de mi entorno) … recuérdame tu nombre, no tu dolor, y recuérdame así lo que tantas veces prometí no hacer: aprender y olvidar.
Pero también recuérdame aquellos sueños que tenía cuando me retorcía de dolor, cuando ni siquiera podía moverme.
Esos sueños que recogían todo lo que quería hacer y no podía.
Recuérdame esos sueños para que los viva, para que no olvide hacerlos realidad. Recuérdame que no solo debo vivir, sino que debo sentir y disfrutar.
Recuérdame las veces que olvidé sonreír, reír a carcajadas y vivir, por culpa de tu dolor, el físico y el emocional.
Y yo recordaré que prometí hacer todo eso cuando desaparecieras, y por eso no quiero que la vida, con su frenética locura, me haga olvidar sentir.
Y si en algún momento me olvido de quién estuvo conmigo, de quien me apoyó incluso cuando ni yo misma podía hacerlo… si algún día me olvido de esto y se me ocurre juzgar a alguien por su dolor o su forma de gestionarlo, recuérdame lo que me prometí a mí misma, lo que me dolía, lo que me hacía daño, las palabras hirientes de otros.
Migraña, abandóname, pero nunca dejes que olvide lo que aprendí.
Migraña, no te quiero en mi vida, pero nunca dejes que olvide a aquellos que sí estuvieron a mi lado, sin cuestionarme.

Por todos los que están siempre, con su sonrisa, sin cuestionarme, aunque no me entiendan: GRACIAS 🙏

#MamaTieneMigraña

 Patricia 💋

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Las Caras de la Migraña – Alicia

La historia de Alicia Vega. 32 años, Vive en Palma de Mallorca.
Enfrentando cada día la invisibilidad de su migraña.

Mi historia empezó cuando tenía 13/14 años. Un día de repente me desperté con un dolor de cabeza raro, como si me dieran con un martillo repetidamente en la sien.

Ocurrió varios días seguidos, dolor incapacitante, las luces me molestaban, los ruidos también. Diagnóstico de migraña. 

Desde entonces baile de pastillas para intentar frenar las crisis, para combatir el dolor. Nada funcionaba solo recibía los efectos secundarios de los medicamentos, que me incapacitaron aún más o subía de peso (recordemos que era una adolescente, verse enferma y gorda ante una sociedad cruel no era de ayuda) No podía hacía planes porqué mi migraña aparecía de golpe y los tenía que anular. Esto provocó que varías «amigas” me dieran de lado por incomprensión y falta de empatía hacia mi problema, como no se ve el dolor, como no puedes demostrar el dolor de cabeza, tenía cuento, me lo inventaba (según estas personas). 16 años, amigas perdidas, estudios tambaleando, más gorda por unas pastillas que no funcionan, con comentarios de que no estoy enferma es cuento, entró en una depresión que arrastró hasta hoy en día. Así que con más medicación, mi estado emocional condiciona la migraña y ésta mi estado emocional, un bucle peligroso, difícil de romper.

Además no pude llevar una adolescencia “normativa” no salía de fiesta, ni de botellón, ni bebía alcohol hasta emborracharme puesto que todo eso me daba migraña y tampoco quería mezclar alcohol con todas las pastillas que tomaba, así pues mientras todos los demás lo pasaban bien los fines de semana, yo me refugiaba en la soledad de mi cuarto, mis libros y poco más.

No echo de menos emborracharme, pero si ser como los demás, preferiría haber escogido por mí misma.

Los medicamentos no funcionaban todo lo que correspondería, mis ataques de migraña cada vez eran más fuertes y duraderas, tenía más de 15 al mes, incluso una vez de un mes de 31 días solo estuve bien 4 de ellos. Probamos de todo, y digo probamos porqué mi madre me acompañaba incansablemente, acupuntura, medicina alternativa, remedios caseros, eliminación de alimentos, meditación… nada funcionaba. Dinero, tiempo y esperanzas perdidas en cada intento. También probé varios neurólogos, me hicieron todas las pruebas necesarias para intentar encontrar un desencadenante: Tac’s, resonancia magnética, pruebas de celiaquía, electros, pruebas de potencial evocado, punción lumbar, etc. Todo bien, lo que para muchos sería una alegría para mí era una desilusión, no podía encontrar una causa a mi enfermedad y por lo tanto una solución. 

Las visitas a urgencias se sucedían, necesitaba (y aún necesito) medicación en vena, cada vez más fuerte. Si no funcionaba me ingresaban en planta. He llegado a estar 10 días ingresada con calmantes en vena.

A los 24 años, 10 años después de empezar con la migraña el diagnóstico cambió, ya no era simplemente cefalea migraña, ahora era MIGRAÑA CRÓNICA BILATERAL REACTIVA, 4 palabras que me condicionan la vida.

Pese a todo no dejo de estudiar, quiero llegar a ser Maestra de Educación Infantil, mi sueño desde que tengo uso de razón, bachillerato a distancia para poder compaginar los estudios no con un trabajo, sino con la enfermedad. Apruebo a la primera la selectividad, entró en la universidad en primeras listas, todo bien, genial, mi sueño está más cerca, o eso pensaba.

A pesar de todo el esfuerzo, de estar en un entorno donde se supone que la gente es madura, somos mayores de edad vuelvo a encontrarme la incomprensión y la falta de empatía no solo de compañeros, sino también de profesores.

Excluirme de trabajos grupales porque no puedo quedar para hacer los trabajos (pese a que siempre enviaba mi parte puntualmente, aunque ello significara quedarme despierta de madrugada cuando la migraña aflojara), profesores que no entendían que no podía ir al médico de cabecera cada vez que tenía migraña para entregar un justificante médico para las faltas de asistencia, etc.

En una carrera de 4 años, llevo 13 años, con todo lo que implica emocionalmente, sentirme una inútil, sentir que no valgo, sentir que no hay inclusión para una enfermedad invisible. Ver como compañeros se gradúan y tú sigues en las aulas peleando. Ver como ellos trabajan, se casan, tienen hijos y tú sigues anclada en intentar conseguir un sueño. Un sueño que cada vez se acerca a ser una pesadilla, un sueño que exige hacer unas prácticas que no puedo llevar a cabo por mi enfermedad. Pese a tener concedida una incapacidad del 33%, si ese es otro trago, llevar la etiqueta de discapacitada, es un mazazo, te hace sentir peor de lo que ya te sientes, o que estás más enferma de lo que crees, pese a ello desde la universidad no son capaces de adaptarme las prácticas de manera factible, no saben, pueden o ¿quieren? Facilitarme el cumplimiento de las horas pactadas. Y cada año que lo intento y por supuesto fracaso, es un golpe muy duro emocionalmente, un golpe a una frágil autoestima, un golpe que me hace plantear mil cosas y todas malas. No puedo conseguir mi sueño, no sirvo, no puedo, no me dejan, no seré nada en la vida. Como ya he mencionado, esto hace que entre en un bucle que empeora mi migraña.

En mayo de este año, ingresé por una crisis de ansiedad y con protocolo autolítico en psiquiatría. 

Ahora un mes después estoy en proceso de sanar emocionalmente de nuevo, de plantearme de nuevo que quiero y que puedo hacer en mi vida. Todo ello sabiendo que se verá condicionado por LA MIGRAÑA y por cómo la sociedad la ve, como sigue siendo una enfermedad invisible, una enfermedad que muchos creen que es un simple dolor de cabeza o que padecer migraña es tener 2 o 3 dolores fuertes de cabeza al mes. 

Una enfermedad que para mí ha significado perder mucho, y estar a punto de perderlo todo.

Esta es la historia de Alicia. Pero puede ser la tuya. Seguro que compartes mucho con ella, o conoces a alguien que haya pasado por lo mismo.
Al compartir nuestras historias, damos luz a Las Caras de la Migraña, ofreciendo esperanza y comprensión.
Tu relato puede ayudar a otros en su lucha.
Recuerda, en esta batalla, no estás solo.
Juntas, somos más fuertes.


Patricia 💋
#MamaTieneMigraña

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Las Caras de la Migraña – Patricia

La historia de Patricia. Patricia Pagán, 41 años, vive en Murcia

Tengo migraña desde niña. Recuerdo tener dolores de cabeza punzantes donde nada me quitaba el dolor. Y nadie sabía porque. Alrededor de los 20 años, sufrí un episodio particularmente fuerte e intenso que duró varios días. Fue entonces cuando fuí al médico y me dijeron que era migraña (me dieron tratamientos preventivos que, en mi caso, me han dado más efectos secundarios que beneficios).
La peor parte fue durante el confinamiento; todos sabemos que el estrés no es bueno, y en el caso de la migraña, es aún peor.
Lo malo de mis ataques de migraña es que nada las alivia, y a veces ir al hospital se convierte en una aventura, ya que te enfrentas a quienes piensan que solo es un dolor de cabeza. Te dicen esto de «vienes por un dolor de cabeza 🤕» y por ello, dejas de ir y dejas de tratarlas.
Durante el confinamiento, no podía ir al hospital y sufría dolor día sí y día también.
Cuando finalmente pude hablar con un neurólogo meses después, me dijo que mi migraña se había cronificado. Ahora me ponen Botox cada cuatro meses, lo que parece darme un respiro durante un par de meses, y ser algo más persona. Esta situación me ha quitado mucho tiempo en familia y disfrutar con mi pequeño, que cuando me ve ya sabe que me duele la cabeza.

Esta es la historia de Patricia. Pero puede ser la tuya. Seguro que compartes mucho con ella, o conoces a alguien que haya pasado por lo mismo.
Al compartir nuestras historias, damos luz a Las Caras de la Migraña, ofreciendo esperanza y comprensión.
Tu relato puede ser el faro que guíe a otros en su lucha. Recuerda, en esta batalla, no estás solo.
Juntos, somos más fuertes.

 Patricia 💋
#MamaTieneMigraña

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Carta a ti, que me cuidas

Tú que me aguantas en mis peores momentos, sin juzgarme.

Tú que me observas sin entender el porqué de mis lágrimas, el porqué de mis enfados.

Tú que me ayudas de la forma que crees que es la mejor.

A ti te digo que no siempre lo haces bien, que no siempre consigues ayudar o que no siempre eres quien necesito.

Aunque pese a eso te digo que eres lo mejor que me puede pasar.

Yo tampoco lo hago siempre bien, yo tampoco me ayudo, más bien muchas veces me daño a mí misma y no me necesito cuando tengo este dolor. Me juzgo a mí misma, me acuso y me critico por cada cosa que hago.

Tú en cambio no haces eso, me intentas ayudar en cada paso, me intentas aconsejar.

Porque eso es lo que veo, que, aunque no lo hagamos bien necesitamos ser comprensivos. Aconsejar, aunque sea erróneamente para cuidarme.

Pero te pido también que no me aconsejes si es para intentar que pruebe cada invento o solución que alguien te ha comentado o que se acompaña de supuesta documentación científica.

Mis tratamientos me los dan los profesionales que me acompañan en mi camino.

Entre pacientes y familia compartimos experiencias miedos y sentimientos. Muchas veces no puedo explicarte mis miedos, no puedo verbalizarlos, no puedo ni pensarlos.

Uno de ellos es que te canses de mí y de mi amiga. Que te canses de fallarte constantemente. Fallaros a todos por caer.

Sé que soy difícil, soy difícil de entender, soy complicada y que donde un día te pido un consejo otro día te lo rechazo y de mala manera. Pero no soy yo, no lo hago con la voluntad de fastidiar…es que ni yo misma me entiendo cuando el dolor me mata.

Unos días tengo fuerza y otros no puedo ni hablar.

Unos días tengo paciencia y otros soy insoportable.

Esta es mi migraña y si yo no la entiendo o no me entiendo a mí, no puedo pedirte que tú lo hagas siempre. Pero sé que lo intentas, sé que entiendes por lo que paso o que como mínimo intentas hacerlo.

Sé que pones todo el empeño y lo haces con el corazón.

Sé que no te cansarás, me lo repites. Sé que no te fallo ni a ti ni a ellos, aunque a veces lo sienta así. He aprendido a entenderlo.

Para ello hemos trabajado mucho, hemos hablado mucho, sobre todo cuando mejor estoy.

Es un trabajo en equipo que conseguimos los dos. Un trabajo en equipo que debemos seguir creando a diario.

Trabajo así contigo, con el resto de la familia y con los amigos. Las cosas no salen bien de un día para otro, las cosas se crean.

Creamos las situaciones para afrontar mis ataques, mi forma de vivir. Creamos equipo para entendernos mejor. Creamos para que la sociedad me entienda mejor. Creamos para que no vean mi discapacidad como un problema, sino como una oportunidad. Creamos para que yo misma vea sin miedo esta discapacidad.

Esta carta es para agradecerte y también para recordar lo que no suele gustarnos.

Esta carta es para que entiendas la importancia de nosotros y la importancia de tu figura.

Esta carta es nuestro trabajo continuo, nuestra forma de decirnos las cosas.

Esta carta es para agradeceros vuestro amor. Algunos me llaman afortunada, pero yo no creo que esto sea cuestión de suerte, es AMOR. Y el amor se construye.

La empatía también.

12 de Septiembre – Dia de Acción contra la Migraña

Patricia

Y tu, ¿qué le dirías a quién te ayuda? Cuéntame.

MamaTieneMigraña

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⚠️Curso: CÓMO CONVIVIR CON MIGRAÑA

Esto no va sobre mi, no va sobre mi vida, va sobre la vida de los que convivimos con la migraña.
No es mi historia, es la de todos vosotros.

Esto va de aprender a convivir con migraña y de VISIBILIZAR nuestra enfermedad para que nos entiendan.
🧠💄🤙🏻

Este curso no es sólo para los que convivimos con migraña, sino para los que conviven con alguien que la sufre, los que deben tratarla y quieren entendernos, y cualquier persona que quiera entender un poco más lo que nos sucede.

Curso GRATUITO gracias a @salusplay y a @mamatienemigraña

ACCEDE AL CONTENIDO AQUÍ –> CÓMO CONVIVIR CON MIGRAÑA: https://www.saluslife.app/biblioteca/como-convivir-con-migrana

Espero tus comentarios.

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Viajar con migraña: 7 consejos de migrañosa

Cuando convivimos con la migraña, ya sea crónica o episódica debemos tener una serie de consideraciones al organizar nuestras vacaciones.

Como siempre digo, debemos organizarnos para que la migraña interfiera lo menos posible en nuestra vida, pero sabemos que lo hace igualmente. Ojalá pudiéramos dejar la migraña en casa mientras nosotros nos vamos de vacaciones, o pagarle un viajecito de ida y sin vuelta a nuestra querida amiga migraña. Pero, desgraciadamente, sabemos que nos toca convivir con ella.

¿Qué podemos hacer entonces?

La prevención aquí es muy importante, y para prevenir debemos organizarnos.

1.- KIT PARA LA MIGRAÑA

Prepara tu neceser especial para superar de la mejor manera posible un ataque de migraña.

En ese neceser llevarás todo lo que sueles necesitar cuando viene ese ataque y que tienes en casa. Aunque algunas cosas no las utilices siempre, más vale ser precavido y ponerlas. 

Este neceser deberías tenerlo en tu puesto de trabajo, o incluso en tu bolso si sueles moverte mucho y un ataque puede pillarte lejos de casa.

Este neceser llevará lo que tu decidas, lo que a ti te funcione. 

A modo de ejemplo te dejo ideas de lo que puede contener.

• Medicación preventiva y para el ataque: tu medicación siempre va contigo, pero no está de más que aquí pongas siempre una pastilla de cada de las que usas para un momento de emergencia.

• Antifaz: Para asegurarnos una buena oscuridad en cualquier lugar. No tengas vergüenza a ponértelo en un avión, tren, una sala de espera o incluso en un espacio público y recuperarte. Yo he llegado a encerrarme en un baño con el antifaz puesto, y dejar pasar 15 minutos para recuperarme. Este antifaz puede ser de tela o incluso los que puedes mantener en frio si te funcionan mejor.

• Tapones oídos: Aunque muchas veces en casa no hagas uso de ellos, en los viajes suele ser aún más imprescendible. Ruidos desconocidos, ruidos en los transportes, en los hoteles, o el típico sistema de ventilación que no para en las habitaciones de hotel.

• Bolsa de gel de frio/calor, o bolsa de agua caliente o Almohada de hierbas de calor: muchos pacientes usan el frio y/o el calor durante un ataque de migraña. No me digáis que nunca habéis recurrido a una lata de una nevera del minibar para ponértela en la frente, nuca o cuello. 

• Pinzas o similar para cerrar bien las cortinas: en mi opinión no hay nada más incordiante y que más me pueda molestar en un ataque, o incluso sin, y es que las cortinas no cierren y entre un rayo de sol que además justamente te dará en toda la cara. Yo en ese caso prefiero dejar las cortinas totalmente abiertas, que no tener un rayo de luz directamente en la cara. Por eso, siempre tengo una o dos pinzas que me permitan enganchar las cortinas y asegurar que se cierran bien.

• Bolsas para náuseas y vómitos: si sueles tener náuseasy vómitos en tus ataques e s bueno que siempre lleves una de estas bolsas encima, en el neceser, e incluso que dejes en el coche.

• Calendario: lleva un papel que te permita anotar las crisis, desencadenantes y cualquier síntoma asociado. A menudo cuando estamos de viaje cambiamos rutinas, y llevar el control de como nos afecta nos permitirá seguir conociéndonos mejor.

Así pues, no te olvides de tu meter en la maleta tu kit para el ataque de migraña.

2.- Botella de Agua

Lleva siempre contigo una botella de agua, para asegurar la hidratación. Cuando viajamos solemos estar muchas horas fuera, paseando, haciendo excursiones, desplazándonos. Por ello, como estamos entretenidos olvidamos beber frecuentemente y necesitamos asegurarnos que estamos correctamente hidratados. No esperes a encontrar el sitio para comprarla, sino que intenta llevar siempre una tuya encima y bebe frecuentemente.

3.- Comida, Snacks

Es lo mismo que con la botella de agua, nos olvidamos de comer o no tenemos tiempo. Como sabéis ayunar o estar muchas horas sin comer suele no ser recomendable para nosotros, por ello si llevamos algún pequeño snack que nos permita mantener la energía nos ayudará a prevenir un ataque.

4.- Descansa correctamente

Es fácil decirlo, pero no estar en nuestra habitación, o nuestra cama e incluso nuestro cojín suele afectar al descanso de cualquiera en vacaciones, y que sumado al cansancio que solemos acumular durante el viaje no nos ayudará nada en nuestra gestión de la migraña. El calor tampoco suele ayudar a descansar correctamente.

Por todo ello no dudes en comentarlo con tu médico si sabes que suele costarte dormir fuera, o que cualquier cambio alterar tu ritmo, quizá encontráis remedios para ese momento. Un buen descanso es importantísimo para todos, por ello, es importante que lo respetes y que lo planifiques bien en tu viaje. Sabemos que nuestro cerebro migrañoso no se adapta bien a los cambios en los patrones de sueño, por ello si este cambia o se vuelve inconsistente (nos despertamos frecuentemente por el calor, por el ruido o por estar incomodos) debemos intentar controlarlo y ponerle remedio para evitar el ataque.

5.- Consulta y preparación

Planifica tu destino. Si vas al extranjero o incluso a otra comunidad, interesante por conocer donde puedes acudir en caso de una crisis y que es lo que podrás o no podrás adquirir en la farmacia. Quizá debas sacarte una tarjeta sanitaria de viaje, o si tienes mutua infórmate donde debes acudir. Cuanto más planificado los tengas previamente más fácil será si necesitas hacer uso de un servicio así, y ello te generará menos estrés. 

Si vas a viajar acompañado, y esta persona no conoce tu dolencia, deberías explicárselo y que sepa que puede hacer para ayudarte en cada momento, incluso que sepa que si lo único que necesitas es descansar en soledad que te deje hacerlo sin que tú te sientas mal.

Si vas a viajar solo, es necesario que tengas ubicados donde acudir en caso de ataque, o si tienes la oportunidad de tener un contacto cercano para acudir en caso de necesidad.

6.- Protección

En esta época del año el sol y el calor son una constante en la mayoría de los destinos. Es importante que lleves contigo unas gafas de sol y un sombrero o gorra si suele molestarte la luz solar y el calor excesivo. Los destellos solares, el resplandor solar, puede desencadenar un ataque, y además cuando ya estamos con el ataque muchos solemos soportar aún menos la luz y la claridad típica del verano.

7.- Plan B

Sobre todo si viajas acompañada, es importante que tengas planes B para hacer si a ti te coge un ataque que te obliga a quedarte en el hotel. Si viajas sola con niños, ten preparadas actividades que puedan hacer sin ti, o  busca un espacio donde puedas dejarlos con supervisión mientras tú te recuperas.

Y hasta aquí los 7 consejos de migrañosa viajera, aunque el consejo más importante es que planifiques previamente pero luego olvídate y disfruta del viaje y de las vacaciones. Es el momento de divertirse y coger fuerzas. No temas por el ataque antes que aparezca, y si aparece intentemos minimizarlo lo máximo y que no interfiera demasiado. No te sientas culpable si toca cambiar los planes. #SurfeaLaMigraña y cuando estés recuperada sigue para adelante.

¿Tienes algún consejo más que te funcione?

⤵️ Cuéntame

Feliz verano

#MamaTieneMigraña

 Patricia 💋

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Dulce (Navidad) Migraña

Navidad, tiempo de familia, de regalos, de cenas, de dormir poco, de nervios… y como no, de migraña.

Tiempo para quedar con los nuestros, y tiempo para descansar.

Paseas por la calle, las luces de navidad parpadeando en todos lados, sin parar, múltiplescolores y un sinfín de canciones que no paran de sonar a un volumen ensordecedor que nada nos ayuda. 

La imagen bucólica de las fiestas se convierte en la peor de las pesadillas en un instante. La música que suena pasa a ser martilleante, las luces pistolas láser apuntándote sin compasión, y el olor a chimenea mezclado con otros mil olores te revuelven el estómago. 

Mientras en casa, una docena de personas se amontonan en una mesa, hablando sin límite, riéndose a carcajadas. Y lo que para ellos es diversión para ti se convierte en sufrimiento. Sufrimiento triple. Duele la cabeza, duele el corazón y duele la mente. 

El primero se pasará en unas horas, o en unos días. El segundo será difícil recomponerlo, y el último nos dificultará seguir avanzando. 

Duele la cabeza, es la migraña.

Duele el corazón, es la pena por perderte los momentos felices.

Duele la mente, por sentirte culpable, por sentir que una vez más fallas a los tuyos y te fallas a ti. Una vez más, un año más, las navidades se convierten en dolor.

Pero estamos aquí, luchando sin parar. Esperando que este año no sea así. Nada tiene que suceder para cambiar la suerte. La suerte la buscamos. Nos cuidamos, nos tratamos y hacemos todo lo que está en nuestra mano para que la suerte esté de nuestro lado. Lo demás, no lo podemos controlar. 

Disfruta. No te preocupes por adelantado. No sufras antes de tiempo. No temas a que suceda. Puede suceder, o puede no hacerlo. No va a depender de ti. 

Lo que sí depende de ti es la felicidad previa. Y si este año nuestra querida amiga migraña nos deja, la felicidad será constante, será duradera. 

Buscaremos la felicidad. 

Invitamos a todos menos a ella.

Este año nos va a tocar vivir unas navidades distintas, lejos de nuestras familias, en la distancia, comunicándonos por videollamada, dando abrazos virtuales…y ya puestos quizá sin migraña. No dejemos de soñar.

Aquí me tenéis para ayudar a conseguirlo. Sueña conmigo. 

⤵️ Cuéntame.

#MamaTieneMigraña

 Patricia 💋

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